La eclosión de la polilla

27.6.16

Cuenta un silencio que hubo
muerte y primavera
y espejos rotos que reflejaban
la percepción ajena

en que viví atrapada.

Enseño el ombligo porque hay cicatrices
más difíciles de mostrar.
Es más sencillo quitarse la ropa
que descorrer el telón interno,
que exhibir raíces y desnudarse por dentro.

Los vestigios de aquello que fue nuestro
se solapan entre páginas rotas.
Soy un ávido lector de letras que no entiendo,
de ti, de los versos que eres
y de metáforas que no comprendo.

El vértigo a mis pies
y el ímpetu a flor de piel.
Bajo una bóveda de plomo me detengo y pienso
que no es tanto el infierno que me rodea
sino los demonios que llevo dentro.

El valor de dejarme ver,
la disciplina de dejarte entrar.
Ojalá no perderme a mí
mientras intento encontrarte a ti.
Ya no distingo entre sangrar y escribir.

Con la bilis negra y la sangre seca pienso
que es curioso a dónde nos arrastra el tiempo.
El papel se tiñe y del cristal se borra
de mi primer adiós

y tu último aliento.

***

poema gestado a lo largo de los últimos meses y confeccionado entre el 21 y el 23 de junio
quizá, prestando especial atención, puedas reconocerte en alguna metáfora o recordar el día que compartimos un verso