Mis hábitos de lectura

28.8.15

¡Buenos días!

He visto este tag en varios blogs, pero fue en este que me decidí a hacerlo yo también. Así que nada, espero que quede interesante.



¿Tienes un lugar específico para leer en tu casa?
No soporto leer con ruido, así que normalmente leo en mi habitación. Específicamente, en mi cama. Si no, en la silla de mi escritorio.

¿Marca páginas o una hoja de papel al azar?
Si tengo algún marga páginas a mano, entonces lo uso. Pero como no suelo tener muchos y cuando los tengo los pierdo, la mayoría de las veces utilizo cualquier otra cosa: un ticket del tren, un ticket de compra, alguna foto pequeña, una etiqueta de ropa.

¿Puedes parar de leer o tienes que detenerte luego de un capítulo o un determinado número de páginas?
Me gusta dejar de leer justo al acabar un capítulo o una sección, pero si de repente tengo sueño y aún no he acabado ese capítulo, prefiero dejar la lectura en ese punto a seguir leyendo sin enterarme de nada.

¿Comes o bebes mientras lees?
No soporto las miguitas o las cosas que se pegan a las páginas de los libros, pero a veces desayuno o meriendo mientras leo un libro. Este verano, por ejemplo, me he acostumbrado a beber una taza de café mientras leo por las mañanas.

¿Ves televisión o escuchas música mientras lees?
No. Si voy a hacer alguna cosa que requiera concentración, prefiero dedicarme sólo a una. Si escucho música, intento no hacer nada más y meterme de lleno en ella. Si leo, me es mejor leer sin ninguna distracción.

¿Un libro a la vez o varios al mismo tiempo?
Un libro a la vez. Más que nada porque temo olvidarme de los detalles de un libro que no he acabado si encima estoy leyendo otro en el mismo momento.

¿Leer en voz alta o en tu cabeza?
Prefiero leer en mi cabeza, aunque depende del momento. A veces me sorprendo a mí misma susurrando las palabras a medida que leo. Pero si estoy leyendo en inglés y estoy sola en casa, a menudo intento leer en voz alta para mejorar mi pronunciación.

¿Alguna vez lees páginas adelantadas o te saltas algunas?
No me gusta leer páginas adelantadas o hacerme spoilers a mí misma, pero tengo la odiosa manía de desviar la mirada unos párrafos después de lo que estoy leyendo. Hago eso cuando estoy ansiosa por saber qué va a pasar. Y sobre saltarme páginas, no me gusta hacerlo porque siento que es "traicionar" a un libro.

¿Romper el lomo o dejarlo como nuevo?
Siempre he sido una maniática cuidando el aspecto de mis libros. Pero últimamente he decidido relajarme un poco. Así que si se me rompe el lomo, no me alarmo. Aunque si hay algo que me hace enfadar es que sólo se haga una pequeña línea en el lomo.

¿Escribes en tus libros?
Como ya he dicho en la pregunta de arriba, soy muy maniática con mis libros. Hasta hace unos cuantos meses me hubiera cortado una mano antes de escribir en un libro. Pero hace poco cogí la costumbre de subrayar frases a lápiz, o incluso escribir alguna cosa en los márgenes de las páginas. Eso sí, a lápiz, nunca a boli. Aún no he llegado a ese nivel.




Los youtubers que más me gustan

26.8.15

¡Hola! Hoy quería compartir con vosotros mis canales de youtube favoritos. A todas estas personitas las sigo desde hace muchos meses, algunas hasta hace un par de años, y cada una tiene algo que me hizo enamorarme de su canal.




· Andvari ·
Me gustan las personas cuquis. Me gustan las personas que hablan de libros. Y, cuando encuentro a una persona cuqui que habla de libros, pues me veo todos sus vídeos de una sola vez (o casi).

· Terafobia ·
Me encanta su forma de hablar, su forma de escribir, su forma de expresarse. Hacen falta en el mundo más personas como ella.

· Vanfunfun ·
La etimología de las palabras es algo que siempre me ha interesado. Me encanta descubrir cómo una palabra ha ido cambiando y evolucionando durante miles de años hasta convertirse en el conjunto de sonidos que hoy en día utilizamos. De esto van los vídeos que me hicieron suscribirme al canal de Nacho, de etimología.




· Emy ·
Si hay algo que me apasiona, eso es la literatura y los idiomas. Cuando encontré el canal de Emy, no lo dudé ni un segundo. Sabía que se convertiría en uno de mis canales favoritos. Es decir, si yo tuviera un canal de youtube, hablaría de las mismas cosas de las que habla ella. Adoro cuando hace vídeos sobre los libros que está leyendo, o sobre literatura, o sobre idiomas, o sobre cómo se siente.

· Candela Pilú ·
Pocas son las personas que me hacen reír tanto como lo hace Candela Pilú. No sé qué tiene, de verdad, pero para mí Candela es una de las personas más divertidas de todo internet.

Este canal me enamoró desde el primer momento. The School of Life pretende enseñarnos sobre filosofía, sociología, literatura, sobre la naturaleza humana. Echadle un ojo, porque vale mucho la pena.


Y eso es todo. ¿Conocíais a alguno de estos canales de youtube? ¿Cuáles son vuestros canales favoritos?


35 cosas sobre mí

18.8.15

  1. Soy fácilmente conquistable con libros, pizza, perritos, café o chocolate.
  2. Mi desayuno favorito es café o plátano con yogur griego y miel.
  3. No concibo la vida sin tener el pelo largo.
  4. Idealizo demasiado a las personas que conozco y luego me apego a la idea que tengo sobre ellas.
  5. Soy compradora compulsiva de libretas y de chocolate.
  6. Me apasionan las letras y todo lo relacionado con ellas: la literatura, los idiomas...
  7. Leer y escribir son de las cosas más importantes e imprescindibles de mi vida.
  8. Soy demasiado tímida, sensible y melancólica.
  9. Me da ansiedad básicamente todo.
  10. Estoy enamorada de Barcelona.
  11. De pequeña quería ser comadrona. Ahora no tengo ni idea.
  12. Me encanta ir en tren y en metro.
  13. Creo que soy demasiado emocional.
  14. Me gusta el olor a vainilla y a libro nuevo.
  15. No se me da bien hablar o escribir sobre mí.
  16. Si pudiera ser alguna cosa a pesar de mi personalidad, sería profesora. El hecho y concepto de educación me fascinan.
  17. Me "cuesta" considerar un libro o película como favorito porque siento que eso, de alguna manera, me compromete.
  18. Adoro el arte en todas sus formas.
  19. Me gustaría saber muchos idiomas. Ahora mismo estoy aprendiendo alemán por mi cuenta.
  20. El inglés tiene algo que me encanta... Es mi idioma preferido.
  21. Me gusta recopilar palabras, ya sea por su fonética, significado o etimología.
  22. Para algunas cosas tengo más memoria de la que me gustaría. No es agradable recordar cada pequeño detalle de cada situación.
  23. Me gustan mucho las películas de Quentin Tarantino.
  24. Esta vez no tengo miedo de decir que una de mis series favoritas es Friends.
  25. Adoro el frío, el otoño, la lluvia, el invierno.
  26. Desde pequeña escribo diarios. Hace unos tres o cuatro años que lo hago "en serio", aunque no me gusta considerarlo un diario.
  27. La música es una pieza muy importante de mi vida.
  28. Creo que todas las personas merecen respeto, libertad, educación y equidad.
  29. La comidas que más me gustan son la pizza, el durum y la lasaña.
  30. Me encantan la fotografía y el cine.
  31. Podría sobrevivir con uno o dos vasos de agua al día. Bebo muy poca agua.
  32. Me encanta comprar ropa aunque detesto tener que probármela en las tiendas.
  33. Mataría por saber dibujar bien. Y cantar. Y bailar.
  34. Adoro los mercadillos de segunda mano y los objetos antiguos.
  35. Tengo miedo a las arañas, la soledad, hablar en público y a no tener nunca privacidad.

Supongo que, después de seis meses con el blog, ya era hora de contar algunas cosas sobre mí, ¿no?



Q U O T I N G: Aloma

16.8.15



Les coses eren boniques; la vida no gaire.

-Què saps tu de la força de les passions?
Aloma, sense mirar-lo, li va contestar:
-Les passions s'aguanten. 

 Com ens han separat els anys!

He viscut massa temps com si fos un altre home, i tornar-me a trobar tal com sóc és espantós.

Les il·lusions duren poc. I el que fa més mal és adonar-te que no n'havies d'haver tingudes. 

Hay algunos libros que lees y, sin saber ni cómo ni por qué, se instalan en un pequeño hueco de tu corazón. Sin pedirte permiso, deciden quedarse pululando por tu mente durante una buena temporada.

Hay algunos libros que vienen y van.

Pues bien, Aloma es, para mí, un libro de los que se quedan.


Crónica del día que salí de casa con un tobillo medio torcido y un corazón bastante roto (parte dos)

13.8.15

parte uno aquí

Recorro la Avinguda Meridiana y compro agua y un zumo en un supermercado. Cojo el metro en la parada Marina. Seguramente me quedaba más cerca Arc de Triomf, pero me apetecía ir en metro y por eso fui a una parada que estaba más lejos. Me bajo en Universitat. Recorro la calle Joaquin Costa. No sé qué me pasa hoy, pero no tengo suerte encontrando tiendas. Doy vueltas de más y acabo pasando dos veces por más de un sitio. Cruzo la plaza del MACBA. Menuda tortura, pienso mientras me derrito del calor que hace allí. Por casualidad encuentro La Central. Creo que toparme con esa tienda fue un regalo del cielo o algo así, después de haber intentado encontrar como cinco tiendas y fracasar en todos mis intentos.

Paso por la calle Canuda y entro a uno de los H&M de Portal de l'Àngel. Busco un pantalón cualquiera y voy a un probador. Me siento en una silla y, por fin, respiro un poco más tranquila. Me miro en el espejo. Virgen santa, menudos pelos llevo. No tengo coleta. Me enrosco el pelo sobre sí mismo y encajo la punta bajo el moño. Tener el pelo largo no es muy rentable, pero al menos puedo hacerme un moño sin necesidad de una coleta, aunque luego el moño en cuestión mida lo mismo que una pelota de fútbol. Saco el pantalón que traje de la percha y salgo, y así no parece que he entrado al probador solo para sentarme cinco minutos. Voy a un par de tiendas más. Nada interesante. Bueno, sí. Me compro dos camisetas en Pull&Bear. Entro a Milagritos, un bar, y pido un café. Me gusta este lugar porque, con el café, te dan pequeños trozos de chocolate negro con aceite de oliva por encima. Sí, yo también puse cara de asco cuando lo vi, pero una vez lo pruebas... Está delicioso.

Pongo rumbo a Ribes&Casals. Necesito una tela para tapizar la silla de mi escritorio. Un hombre que trabaja allí me mira raro. Acabo comprando una con estampado houndstooth en color gris y blanco.

Me duelen las piernas y los hombros y la espalda. También siento un dolor extraño cuando muevo el tobillo. Tengo mucho calor. Estoy sudando. Y, aun así, no desearía estar en otro sitio. Bueno, igual otros cinco minutos en el probador fresquito de H&M no me vendrían mal. Pero supongo que se me entiende. Sólo me hacía falta venir a Barcelona para sentirme un poco mejor. De repente puedo respirar y sentir que me llega suficiente aire a los pulmones. Puedo pensar y no preocuparme en estar perdiendo el tiempo. No tengo ganas de desaparecer ni de llorar. No estoy enfadada, furiosa o de malhumor. No sé lo que tiene esta ciudad, pero espero que lo siga teniendo siempre.

Me dirijo hacia la estación. Miro el reloj. He perdido el tren de y 38, así que ahora he de esperar veinte minutos. Entro a Zara por el hecho de que hay aire acondicionado. Pensando que voy justa de tiempo, me doy más prisa de la que puede soportar mi cuerpo. Una pareja me detiene y me preguntan dónde queda la Pedrera, si pallí o palláPallá, respondo yo. Atravieso milagrosamente el típico cúmulo de turistas de Casa Batlló y no me clavan ningún palo selfie en el ojo por los pelos. Todavía faltan como ocho minutos para el tren. Perfecto. Justo lo que yo quería, esperar bajo el sol un buen rato.

Estoy esperando el tren. El andén está rebosando de gente. Por suerte, la mitad de las personas se suben a un tren con destino a Tortosa y el lugar se descongestiona un poco. Me siento en un banco. Una chica a mi lado abre un libro y se dispone a leer. Con sutileza y discreción intento leer algunas palabras de las páginas para ver de qué libro se trata. No consigo identificarlo.

Llega mi tren y subo en él. Ha llegado como diez minutos tarde. Date prisa para eso.

Leo un poco. Lucho para no quedarme dormida. Miro por la ventana. Pero, en general, pienso. He hecho lo posible por no dejar esa sensación de tranquilidad y paz en Barcelona. Espero tenerla conmigo todavía un tiempo más.

Intento hacer el camino estación-casa lo más largo posible. En cuanto llego a casa me derrumbo en una silla. Me doy una ducha. Sigo pensando un poco más.

Estos días... No sé, he tenido miedo. Miedo de que las cosas cambien. Miedo de que las cosas empeoren. Miedo de que las cosas se queden así para siempre. Pero las cosas están cambiando. Las cosas están empeorando. Las cosas... Bueno, si están así ahora mismo, ¿quién me asegura que no lo seguirán estando siempre?

No sé con qué propósito escribo esto. En realidad no creo que deba publicarlo. Creo que es muy aburrido de leer. Pero siento que debo escribir. Que debo escribirlo. No sé si lo que siento en este momento es una fase, o este será mi estado durante los próximos tres años. De todas formas, siento que debo documentar lo que siento y pienso y todo eso. Incluso si es un tostón, es mi tostón. No pretendo que a nadie le guste. Pero es necesario para mí escribir...




Crónica del día que salí de casa con un tobillo medio torcido y un corazón bastante roto (parte uno)

7.8.15

Puedo contar con los dedos de una sola mano las veces que he sonreído estos días. O las veces que he reído. O las frases que he dicho. Las cosas no están saliendo bien. Bueno, directamente no salen. Despertarme por la mañana es un suplicio. Intento no dormir hasta muy tarde, porque luego por las noches me cuesta dormir y entre los torbellinos de pensamientos (normalmente negativos) y el calor y el hambre y el saber que en la nevera me esperan dos tipos diferentes de pastel (fue el cumpleaños de mi hermano a principios de mes)... Lo dejaré en que no es fácil. Y no solo me cuesta despertarme y me cuesta dormirme. Las horas que pasan entre una acción y la otra son difíciles también. Por eso pensé que me vendría bien pasar un día sola. Fuera y lejos de casa. Sin padres o hermanos o caras conocidas de por medio. Ya he dicho que las cosas no me van bien. Tenía un plan y se canceló, pero aun así decidí que no tenía que dar por perdido el día. Y, por una vez en mucho tiempo, la decisión que tomé fue acertada.

Me despierto y recuerdo el dolor que tengo en el tobillo. No creo que me lo haya torcido ni nada. Seguramente fue un mal movimiento que hice yendo en long ayer. De todas maneras quiero salir. Bebo un café más amargo de lo normal y como unas sosas galletas. Les pongo mermelada de melocotón por encima. La mermelada no tiene sabor a nada. Supongo que es el precio que pagas por una mermelada baja en calorías y en azúcares. Me visto. ¿Voy con demasiada carne al aire? No es que me importe. Estos días pienso mucho en eso. En el cuerpo humano y tal. Para mí enseñar cuerpo no significa mucho, pero en el momento en que significa algo para la persona que tengo en frente comienza a significar algo para mí. Ni siquiera sé si lo que he escrito tiene sentido.

Meto algunas cosas esenciales en mi bolso. Sé que no acabaré usando el 90% de ello, pero aun sabiéndolo meto un par de kilos de cosas más, por si acaso. Dos libros, mi journal, mi libreta de cosas, mi libreta de cuando me da por escribir y temo que se me olvide luego, mi cámara analógica, mi cámara digital, los objetivos para el móvil, las gafas de ver, el dinero, los tickets para el tren, bolis y lápices.

Salgo. Solo con cerrar la puerta de mi edificio siento que puedo respirar un poco más libre. Incluso si fuera hace el suficiente calor como para hervir macarrones sin necesidad de fuego. Camino. Sé que llegaré tarde. Sorprendentemente, no llego tarde. Es decir, llego a la hora que se supone que sale el tren, pero todos sabemos cómo de puntual es el servicio de Renfe. Subo al tren. Se está bien allí sentada. Sola. Tranquila. En silencio. Decido llenar el silencio con música. Me pongo los auriculares. Dios, cómo no descubrí esta canción antes, pienso mientras escucho Don't Speak. Tal vez haya una razón por la que no conocemos la existencia de ciertas cosas hasta un momento determinado. Escucho I Giorni. Imagino que estoy tocando un piano invisible. Intento no pensar en qué piensa la gente que me ve agitar y mover los dedos aparentemente sin motivo.

Bajo del tren en Passeig de Gràcia. Sufro un poquito cuando el tren arranca y hace corriente de aire. Intento que la falda no se me levante mucho. Hago transbordo y decido ir hasta Fontana. Un plan un poco improvisado. Intento llegar hasta una papelería que descubrí por internet. Maldita miopía. Maldito sol. Es que si me pongo las gafas de ver, seguiré sin ver a causa del sol. Y si me pongo las de sol, seguiré sin ver gracias a la miopía. Dilemas míos. Intento orientarme con mi vista borrosa, un calor infernal y Google Maps. ¿Necesitas ayuda?, me pregunta un hombre calvo con un gorro extraño. Veloz y automáticamente respondo no, gracias. Sonrío un poco. Intento parecer tranquila. Claro que necesito ayuda.

Empiezo a cansarme. No encuentro la maldita papelería. Ya estoy en Travessera de Gràcia. ¿Dónde coño está? Resulta que ya me he pasado del número en donde se suponía que debía estar. Me paro de repente, bajo la atenta mirada de un farmacéutico. Decido olvidarme de la papelería. Me pongo rumbo a Passeig de Gràcia. Consigo llegar a la parada de metro de Diagonal. Llego a mi destino. Genial, la siguiente tienda a la que quería ir está cerrada. Doblo una calle hacia la derecha y bajo tres calles por Rambla Catalunya. Entro a Muji y me pierdo en un pequeño paraíso de blocs de notas, libretas, bolígrafos, y demás.

Hello, sorry, escucho. Un grupo de cinco personas mayores con un acento que no identifico me piden ayuda para usar una cabina telefónica. Uno de ellos intentaba hacer una llamada con solamente cinco céntimos. Pobre ingenuo, pienso, aunque no es que tampoco tenga mucha idea de cómo usar una cabina telefónica. Al principio la cabina no parece funcionar. I don't think this works, les digo. Al final me despido.

Descubro una nueva tienda. No recuerdo haberla visto nunca. Veo ciertas cosas que me gustan. Tazas, libretas, libros y llaveros con el estampado de panots. Decido comprar un llavero. Al fin y al cabo, no son tan caros. Hay mil libretas. Voy a la sección de Moleskine y lloro por dentro al ver las city notebooks y pensar que son carísimas. Cojo dos libretas de unas marcas que no conozco. Sé que necesito una nueva para reemplazar mi journal, aunque aún tengo para un par de meses. Me decanto por una estilo cartoné.

Doy unas cuantas vueltas. Paso cerca de las puertas del Corte Inglés e intento no encariñarme mucho con el aire frío que sale disparado de ellas. Sería curioso si me bajara la regla ahora mismo, teniendo en cuenta que no tengo compresas, pienso sin venir a cuento. Ja, tan solo espera a llegar a casa luego y a ver la sorpresita que te espera. Recorro una parte de Via Laietana. Encuentro esa empanadería argentina que me recomendó una vez mi madre. Compro dos empanadas.

Me encuentro en el Parc de la Ciutadella. Hoy estoy hecha toda una turista. Me paseo por él unos largos minutos bajo el insoportable sol de las dos del mediodía en busca de un banco apartado y a la sombra. Veo a varias personas sentadas solas, ya sea en un banco o bajo la sombra de un árbol. Escuchan música o leen. Me siento un poco más tranquila al ver que no soy la única que hace eso. Escojo un banco cerca de la fuente. Hay un par de palomas con bultos en los ojos que no deben ser muy sanos. Muevo un poco los pies para espantarlas. Se acerca un pajarillo verde muy curioso que no para de píar. O graznar, mejor dicho. Me como las dos empanadas y una paloma con los ojos rojo sangre me mira con algo de envidia. Saco un libro y me pongo a leer. Mi plan era quedarme allí un buen rato, pero el sol está bajando y me empieza a calentar las piernas. Me marcho, en parte por el sol y en parte por las espantosas palomas con bultos raros y ojos rojos. Leo un poco más en un banco de fuera del parque. Tenía ganas de escribir en mi journal y al final no lo he hecho. Me daba vergüenza sacar una libreta grande como un tablero de Monopoly en medio de la calle. Bueno, la libreta no es tan grande. Lo que es grande es mi idiotez. ¿Ves? Si es que siempre acabo llenando el bolso de cosas que no uso.


He decidido publicar esta entrada en dos partes, ya que me ha quedado extremadamente larga.

También he decidido que debería decidirme por dejar de utilizar tanto el verbo decidir.